Descripción
Nadie es inmune a los encantos de las granjas de la isla de Madeira y sus conocimientos han llamado la atención de estudiosos como Raimundo Quintal, Rui Vieira, Sainz Trueva o Francisco Clode. Desafortunadamente, algunos ya han desaparecido o han sido cruelmente desfigurados por la codicia de empresarios miopes. Hoy, afortunadamente, prevalece la idea de que son un valor insustituible, un oasis de historia, de aire puro, de diversidad botánica y arquitectónica, especialmente en Funchal, y es urgente restaurarlos creando las condiciones para que prosperen las granjas privadas.
Viajeros Las referencias a las granjas de Madeira tienen más de cuatro siglos. Sin embargo, fue a lo largo del siglo XIX cuando estos testimonios se hicieron más abundantes. En aquella época, Madeira empezaba a ser un conocido centro de turismo terapéutico en toda Europa.
El escritor Júlio Dinis, que entre 1869 y 1871 estuvo en Funchal realizando una cura de aire, escribió, con cierta audacia, que «para vivir Justo en Madeira tienes que vivir en una de esas 'cabañas'. Raúl Brandão, en 1924, tampoco quedó ajeno al atractivo sensual de estos dulces refugios de intimidad: «esto se hacía para vivir aislado con una mujer y voluptuosidad, entre los muros de suntuosas haciendas donde desborda el verdor». Él sabía...
Esta magnífica finca en Ilhéus con 1500m², consta de una casa principal de puro estilo inglés, con jardines, plantas endémicas y exóticas, con todos los pisos circundantes en pavimento típico de Madeira. Dentro de la Finca, además de la casa principal, hay 2 casas adosadas más tipo T6 y T4 con sus magníficos techos tallados, siendo el acceso a todas ellas individual. Por ubicación, calidad de las propiedades, aunque para recuperación sería ideal para implementar una pequeña unidad hotelera de lujo.
6Paulo García, Miguel Ornelas y 4 personas más
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